En inversiones desde tiempos inmemoriales se ha repetido hasta la saciedad que una manera de protegerte contra los riesgos de la inversión es la diversificación de fondos. A mi me me parece una opción muy sensata y lógica a pesar de que tal vez en los tiempos actuales sea un poco difícil llevar a la práctica y desde luego no es lo mejor para maximizar beneficios, por descontado.
Sin embargo, en lo que respeta al mundo laboral y a la especialización ocupacional siempre he sido un defensor de la diversificación. La diversificación laboral pretende por un lado minnimizar el riesgo de caer un periodo de desempleo indefinido largo, pretende enriquecer la experiencia de la vida asumiendo nuevos retos, desarrollando habilidades y adquiriendo conocimientos y con ello optar al crecimiento y la mejora personal, aunque no siempre se consigue, pero lo importante es estar dispuesto a exponerse al riesgo e ilusionarse.
Hoy en día este concepto cobra mayor relevancia cuando se están viendo millones de personas en todo el mundo sufriendo los avatares de la mala marcha económica mundial estando la mayor parte de personas que sufren sus consecuencias más acusadamente divididas en dos grupos que he identificado, los "maduros especializados" y los "jóvenes especializados sin experiencia".
Los primeros llevan muchos años trabajando en un mismo sector y muchas veces desempeñando una única y misma función, sin preocuparse de nada más que mantener su puesto de trabajo. Los segundos, muchas veces hijos de los primeros, son estudiantes que lo único que tienen entre sus manos es un papel que dice que son "algo" y que deberían de saber hacer algo... Estos, marcados por los valores familiares se centraron únicamente de seguir la vía tradicional universitaria o de FP, buscar un trabajo y mantenerlo. Tal y como explica Kiyosaky.
Parece ser que esta mentalidad de especialización laboral en ocasiones se acompaña de un apego intenso al lugar de donde uno es natural con lo cual el abanico de oportunidades es aun más limitado si cabe.
Mi madre, quien trató en vano de educarme en esos mismo valores de los casos 1 y 2, sin duda con sus mejores deseos para mi, me adevertía cuando le comunicaba que dejaba mi puesto de trabajo como auxiliar de vuelo que no era una buena idea. Y cuando le dije que regresaba a España este verano temía que no fuese capaz de encontrar un trabajo con esto de la crisis. Yo muy respondón y en un tono algo sobrado de respondí: "Tranquila mamá, siempre hay trabajo para un tío como yo, no te preocupes que no tendré dificultades en encontrar un trabajo".
Podéis llamarlo suerte, pero dicho y hecho. No solo encontré un trabajo sino que me permití el lujo de rechazar un par de ellos con anterioridad, y eso lo atribuyo a mi forma de hacer las cosas bajo la perspectiva de la diversificación laboral.
Antes de llegar a España os comentaba que me gustaría trabajar en la cocina de un buen restaurante, bueno, casi. Estoy trabajando en una bombonería-pastelería y aprendiendo un nuevo oficio, y no solo eso, desarrollando posibles ideas de negocio que me están surgiendo últimamente.
Comprenderéis que mis días dan para poco, quizás como los vuestros también. TRabajo en la pastelería de 8 a 14, salgo como y me pongo con el trading. Cuando termino con el trading preparo las oposiciones de bombero, que por cierto, marchan muy bien y el resto del tiempo es libre. Bueno, los viernes como con mi colaborador en el desarrollo del Alfa Seducción y el libro que estamos escribiendo, "El manual Básico del Seductor".
Por cierto, la bombonería ha salido esta semana en antena 3 notocoas y en España directo de la 1ª con motivo de las orejas de carnaval, un postre gallego típico en estas fechas. Por ahí se me ve asomar la cabeza... jejeje.
He escrito con algo de prisa, espero que haya muchas herratas y haber transmitido bien la idea. Lo revisaré estos días de todos modos.
Un saludo.